viernes, 3 de octubre de 2008

LA REINA Y EL RATONCITO

A Bastian, con mucho cariño...

Hace mucho, mucho tiempo, en un reino muy lejano vivía una princesa llamada Lara, sencillamente Lara. Su belleza era indescriptible, de piel pálida y coloreadas mejillas, grandes ojos obscuros almendrados y una maravillosa sonrisa. Condescendiente y amable con sus súbditos y de trabo cordial y amable. A ella acudían las gentes cuando tenían una disputa ya que gozaba de una sagacidad inusitada y un buen y correcto criterio de la equidad. Sus súbditos confiaban en ella porque admiraban su amor por la armonía de las cosas y su persuasión garantizaba el éxito del pleito. Era una persona íntegra y de suma delicadeza al tratar los problemas de los demás. Sencillamente era un ser maravilloso tocado por la diosa fortuna.
Por todas estas cosas tenía muchos pretendientes, reyes y príncipes de todos los reinos acudía a palacio cada año para solicitar su mano sin fortuna alguna. Siempre tenía una excusa, porque ella esperaba su amor verdadero. Corrían tiempos difíciles. El miedo y los fantasmas eran presa de ella cada vez que alguien solicitaba esa gracia y sus padres, los reyes, se desesperaban. Lara era una persona alegre y risueña, confiada y entregada a sus quehaceres diarios y en su mente no cabían las riquezas o el agasajo. Tan solo quería ser feliz.
Un buen día, se encontraba en sus aposentos, absorta en sus pensamientos sin darse cuenta de la realidad. Soñaba que volaba. Soñaba que sentía. Soñaba que... Y mientras tanto un ratoncito la observada detenidamente en cada gesto y memorizaba cada facción de su cuerpo. Un ruido aparto a la princesa de sus pensamientos y reparo en el pequeño animal que tenía en frente y de repente soltó una sonora carcajada que asusto al ratón que huyó despavorido hacía su pequeño agujero, dejando fuera de el tan solo su hocico para husmear el aire en busca del olor humano para saber si ella se acercaba.
Lara busco desesperadamente ese gracioso animalillo sin fortuna. En ese momento decidió observar cada movimiento y cada sonido que se produjera en su estancia para así descubrir donde se escondía. Un buen día, mientras leía observo que algo se movía encima de su mesa. Se acerco sigilosamente y descubrió que allí estaba el ratoncito, deborando con avidez las migajas y pedacitos de queso que ella había dejado tras su almuerzo con esa precisa intención, despertar la curiosidad y el hambre del anima para así atraerlo. Lo observo largo rato. Una vez satisfecho y sin darse cuenta de que era observado volvió a su agujero. Esta vez la princesa si que descubrió donde se escondía el bichejo que tanta gracia le había hecho. Desde ese momento, todos los días dejaba un pedacito de queso cerca del agujero, tratando de que el ratón no arriesgara en sus incursiones en busca de comida, y así evitar ser descubierto por el mayordomo de palacio y así evitar que fuera cazado por este. El ratoncito observaba este hecho con gratitud y se dio cuenta que la princesa no tenía malas intenciones para con él. Un buen día se decidió ascender al lecho donde la princesa descansaba plácidamente, y acercándose a ella olió su cara con tan mala suerte que le hizo cosquillas con sus bigotes, despertando sobresaltada la princesa. Pero el raton no se asusto, pues tenía la certeza y no se equivocaba de que ella no le haría nada. Cuando la princesa descubrió al ratón sobre su almohada desplegó una plácida y agradable sonrisa que ilumino la estancia con su candidez.
- Buenos días ratoncito, dijo ella si esperar una respuesta.
- Buenos días princesa, dijo el ratoncito haciendo saltar a la princesa de su lecho con sorpresa y estupor.
En ese instante de asombro acerco su cara al animalito y lo observo, descubriendo unos ojitos negros y redondos que la miraban fijamente. - Entiendo tu sorpresa princesa Lara, nunca esperarías que un ratón hablara, pero es que yo no soy un ratón cualquiera. Soy un pobre labrador que bajo la influencia de un hechizo adopte esta forma.
- Pobrecito, replicó la princesa, - ¿y que puedo hacer por ti, cual es el antídoto para devolverte tu forma natural? .
- No puedo decírtelo, replicó con tristeza y los ojos humedecidos el ratón. - En eso precisamente esta la dificultad de mi hechizo, tendrás que descubrirlo por ti misma.
La princesa, al ver al ratoncito triste, le prometió que buscaría el remedio que le devolviera su cuerpo real.
Pasó el tiempo y el ratón y la princesa se hicieron muy amigos, ella le contaba todo lo que acontecía en palacio y él le contaba su vida anterior, así como las peripecias que había sufrido siendo ratón. Tanto llegaron a intimar que un buen día la princesa le dijo al ratón:
- Te diré una cosa ratoncito, tanto hemos llegado a intimar y tantas son las cosas bonitas que me has contado que siento algo especial por ti. Siento la necesidad de quererte, pero por tu condición no puedo, pero si fueras humano no tendría ninguna duda es escogerte como mi esposo, y entonces te diría que TE QUIERO.
En ese instante el ratoncito adopto la forma humana, beso a la princesa, y esta lo convirtió en el rey de su reino, viviendo felices y contentos para siempre.


jueves, 2 de octubre de 2008

Samada

[...] Por fin apareció el tren por la boca del túnel. No estaba mal, veintitrés minutos, el luminoso solo se había equivocado en veinte. "Dejen salir antes de entrar" rezaba un cartel pegado al cristal de la puerta del vagón pero nadie le hacía caso. Mario accedió al interior del vagón y una vez las puertas se cerraron observo las caras de los viajeros. A su izquierda, sentada, una mujer daba pecho a un niño que succionaba con avidez, deleitándose en cada una de sus libaciones. En otro asiento del vagón un adolescente con aspecto desliñado, rastas, coloridas y amplias ropas, leía un libro. De pie frente a el, lo que supuso un ejecutivo por su cuidado e impoluto traje y The Financial Times bajo su brazo.

Dos paradas mas y habría llegado a su destino. Al salir al exterior inspiro profundamente, recreándose en los diferentes aromas que se respiraban en esa parte de la ciudad, en cada sonido y sus ojos captaban un arco iris de colores en las fachadas de las casas que le rodeaban. Samada era especial, una ciudad llena de vida, un lugar donde la gente era amable y servicial y su acento regalaba sus oídos.Estaba claro que Mario nunca volvería a ser el mismo, su percepción de las cosas había cambiado. La realidad parecía distinta. Sus ojos brillaban intensamente cuando su mente volaba a lugares lejanos.

domingo, 28 de septiembre de 2008

¿QUE TAL FUÉ EL VIAJE VICTORIANO?

Bien, ya van dos semanas de mi vuelta de Chile, una experiencia inolvidable, tanto que pienso volver. La gente me pregunta cuando me ve y me saludo, cosa lógica y normal porque un viaje así, no se hace todos los días. La gente ávida de conocer para quién sabe, quizás en animarse para viajar allí de donde vienes porque las cosas que le cuentas le gustan, preguntan por detalles, matices, olores, sabores y las mil y una formas de las que hayas podido disfrutar. Los viajes cambian, vaya si cambian a las personas. Lo que has visto, y sobre todo las experiencias personales vividas es lo que te marca, lo que te queda del viaje, sobre todo si éste lo haces a lugares donde las costumbres y la filosofía de vida de sus gentes son diferentes a las nuestras. No he viajado mucho, es cierto, pero si lo suficiente como para darme cuenta de que cada lugar que visitas tiene algo diferente que lo hace especial. En esta ocasión, no solo ha sido ese algo diferente, sino alguien. Ha sido un viaje marcado por la casualidad, por la fortuna de "encontrarte a la misma hora y en el mismo lugar". En definitiva en este viaje, para mi, lo importante no ha sido lo que he visto de lo cual si os podré describir, siendo esto una mínima parte de mi viaje ,sino lo que he vivido que ha sido mucho y bueno y ésto no se puede explicar muy bien porque hay que vivirlo. Y para que os hagáis una ligerísima idea de lo que ha significado esto último, os dejare un post de la persona con la que he pasado muchos momentos maravillosos allende los mares, y quizás, solo quizás ...

The penguins…

Por ahí cuentan experiencias de vida increíbles que dejan huella para siempre, que al ser escuchadas por otras personas, le brillan los ojos de puras ganas de que algún día le sucedan a ellas, vivencias intensas, algo insólitas, insospechadas, que pareciera que tenían que suceder porque así estaba escrito, porque las cosas por algo pasan o porque algún ángel quería juntar a dos personas para hacerles un regalito divino…, creo que ahora me ha tocado vivir una en carne propia…una historia de 20 días que comenzó desde la coincidencia, “a la misma hora y en el mismo lugar…”

Siempre he dicho que Carpe diem es mi lema, que no sé qué sucederá mañana, que nadie tiene la vida pactada y que si no haces hoy lo que realmente quieres, finalmente no vives y pierdes, aunque…hay que saber elegir y estar absolutamente convencida de la decisión con la mente y hasta con el corazón…Acerté, estoy convencida de que acerté, porque lo que viví quizás no lo vuelva a vivir en mi vida…pero estoy tan feliz de que haya sucedido que me emociona y se me pone la piel de gallina cuando recuerdo…cuando observo las huellas de lo que fue, cuando miro a mi alrededor y me parece ver, oler, sentir y hasta escuchar…

Creo en los ángeles, creo en las personas…a veces soy algo ingenua, pero hoy me siento con más vida, sentí el cariño que hace mucho no sentía y lo agradezco…Nadie sabe lo que va a suceder mañana y no quiero pensar en eso…solo quiero saborear los sueños y los buenos momentos…